Ley de evolucion del hombre


Nuestra evolución espiritual no la determina la capacidad de conocimiento sino la de Amar.
Para vivir la espiritualidad no tenemos que vestirnos de manera diferente, vivir extrañamente, tener aspecto determinado, hacer prácticas especiales, etc., solo necesitamos querer limpiar nuestra alma y la mente viviendo con la Verdad y dentro de un orden, de modo que según las necesidades que demanda nuestro espíritu desarrollemos un sentir y pensar que den una actitud y hacer en consonancia. Con esto no queremos decir que las diversas prácticas religiosas o filosóficas no sean útiles, por supuesto que los son, pero sin ese trabajo de autoconocimiento y transformación aplicadas al momento a momento, éstas no dejan de ser una teoría o proyección mental de lo que nos gustaría ser. La prueba está en que cuando intentamos vivir lo que conocemos empiezan las dificultades, ya que en la mayoría de las ocasiones nos hemos marcado un fin u objetivo muy válido y elevado pero no sabemos cómo lograr su realización, a ser eso, pasando a concienciarnos de que somos poseedores de un gran cúmulo de conceptos vacíos de contenido y enseñanzas elevadas que para poderlas desarrollar o vivir nos faltan pasos previos.
Efectivamente nuestro afán de ser, en otros casos de correr espiritualmente, de grandezas, nos impide aceptar y asumir nuestras pequeñeces, asi como recibir las ayudas necesarias para hacer ese camino del día a día, desde lo pequeño, con el sentir adecuado y de la manera que demanda nuestro bagaje espiritual y no nuestra mente.

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